martes, 1 de junio de 2010

Vos sos contra mío


En Argentina ser un hombre de política e involucrarse en ella es muy difícil. La militancia ha sido victima de un desmantelamiento masivo, tanto para la UCR como para el PJ. Motivos de esto hay varios: la pésima calidad de gestión de ambos partidos en las presidencias que se repartieron, la idea de un mismo país con dos caminos diferentes a seguir, los golpes militares que alejaron a miles de jóvenes con miedo, la apertura de partidos locales: la divisiones del PJ y la UCR, la aparición local primero del PRO, o el Proyecto Sur ambas en Buenos Aires son ejemplo.

Hoy día Argentina vive un proceso político que pareciera alinear dos tendencias políticas completamente anacrónicas: el primer rejunte trata de alinear al kirchenerismo y el segundo a todo lo que no es el kirchnerismo, en una suerte de "izquierda" y "derecha", de "montoneros" y "gorilas", de "comunistas" y "capitalistas", de Peronistas y Radicales. Sin embargo, hay peronistas que afirman no sentirse representados por el movimiento que conduce al partido y radicales que han hecho alianzas con peronistas, con gente del partido socialistas, entre otros.

El resultante de alinear y tratar de sintetizar algo tan problemático como el sentir político, dirime en volver 40 años la discusión. En minimizar el gran espectro plural y politico que hay formado. Y en insultar seriamente a la democracia hablando de dictaduras (tanto para los medios masivos, como para el propio gobierno), de que la confrontación no es sana (cuando la esencia de la democracia es aceptar e debate y la confrontación de ideas plurales y diferentes al ser el gobierno que representa al pueblo elegido por una minoría que no es la única) y de modelos de organización social que están pasados de moda, del que se pueden tomar conceptos pero sólo eso.

La democracia implica el derecho a la diversidad, a pensar diferente y a aceptar las diferencias, sin censurar y sin creencias que lleven a pensar que lo que uno dice es siempre lo mejor y lo verdadero. Es muy fácil estancar los pensamientos mirando, leyendo, informandose de lo que a uno le gusta. A veces el pensamiento crítico nace mirando lo que no es propio. ¿Cómo despreciar ideas ‘distintas’ si no las conozco? ¿Cómo estar seguro de que estoy solo de un lado y no tengo ninguna coincidencia de los otros lugares? Quizás habría que trabajar más sobre las cosas en común que por lo general todos coincidimos. Los festejos del bicentenario de la Revolución de Mayo son un ejemplo de identidad común sin banderas partidarias más que la Argentina unida.

Agotar la discusión del tipo "si vos no pensas como yo, sos del otro" podría ser un camino para empezar a aceptar la diferencias. No todo es entonces hoy ni kirchnerismo ni lo opuesto o lo que no es kirchnerismo y ninguno es completamente bueno y otro es terriblemente malo. Bajo el puente corre mucha agua. Poner en duda las propias creencias, escuchar lo diverso, lo distinto, hará más ameno cualquier tipo de discusión política. Es el principio básico que está en nuestra división de poderes para que no existan atropellos por la democracia, sin diversidad, sin división de poderes, sin debate no hay democracia.

Las preguntas que nos quedan abiertas para otra entrada son: ¿Queremos democracia? ¿Qué tipo de democracia queremos? Intentaremos buscar respuestas más adelante…

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